sábado, 7 de junio de 2008

madrid es una meta, cosas

donde hay un montón de silencio
(detrás del espacio cambiante,
demasiado lejos)

las luces cambian insignificantemente de color y se dispersan
y yo
nunca estuve en ninguna parte.


donde hay
una plataforma de ocio lumínico, eso:
la entrada determinante al pensamiento
al asentamiento decisivo
a la muerte detallada.

no.


no son para eso los aviones, los paisajes
no es el cambio un movimiento

es el movimiento la ausencia de un centro,
de una raíz permisiva,
de la posibilidad de activar el deseo

una planicie roja

difusa.


no.

donde las palabras se acallan no hay voluntad
y el idioma nos arranca la coyuntura.


quiero quedarme quieta.

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